Oculto tras los parlantes
destellando mensajes desde
una lejanía omnipresente
Lennon me cuenta que
Dios es sólo un concepto
por el cual medimos nuestro dolor
El rugir de la ciudad
es tan abrumador
como la remota posibilidad
del amor eterno
Lennon ahora se detiene
toma un descanso
mientras la música continúa con la sinfonía
que dibuja su aura de poeta descreído
La gente máquinas el trajín y la necesidad
no paran de rugir
¿Habrá Yoko acabado con Los Beatles?
Un borracho se arrima a mi lado
"tiene un cigarrito", pregunta dejando una estela de
su halito avinagrado
Nada detiene la necesidad
el deseo la agitación
Más vale olvidar
pero
no se pueden olvidar a los muertos
Lennon fue asesinado
ya muerto sin Yoko ni los Beatles
se perpetúan sus cuestionamientos sobre Dios
¿Existe Dios?
La ciudad, mientras tanto, no para de rugir
miércoles, 19 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Hace años decidí que si me tocaba escribir -dios-en alguna parte, lo haría siempre con minúscula.
siempre llamando lo divino , esta bien mezclar las cosas para la otra un poema con Cobain o Staley cuidate abrazos
Por qué tan oculto y hace tanto tiempo.
Luego de haber abierto esa vida de quimeras y dejar caer esa cortina de impurificaciones, que solo te dejado la soledad y el abandono, donde te refugias en la tecnología, para apabullar esa dolencia.
El rugir de las calles, es una clara presencia que nos hace reflexionar sobre la gran necesidad de saber amar y creer que el amor eterno sí existe. La gran incapacidad que se siente, es porque se ha traicionado este inmenso misterio, que es el amor. Quién no se ama a si mismo, no tiene la gracia de creer en el amor, ni menos aún puede lograr AMAR.
Publicar un comentario